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Territorio Violeta consigue el premio Teatro en Confluencia

La Asociación de Autoras y Autores de Teatro (AAT), la Asociación de Directores de Escena (ADE) y la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de la Comunidad de Madrid (ARTEMAD), reunidas en el consorcio Teatro en Confluencia, convocan el Premio “Teatro en confluencia”.



TERRITORIO VIOLETA acaba de recibir el premio 2019 de Teatro en Confluencia por el

proyecto para producir la obra basada en el texto ARDE YA LA YEDRA. Este premio otorgado por Artemad (Asociación de empresas de teatro de Madrid), ADE (Asociación de Directores de Escena) y AAT (Asociación de Autores Teatrales) supone un apoyo a la distribución del espectáculo. La finalidad de este premio consiste en seleccionar una obra literario-dramática, conjuntamente con su proyecto de escenificación, así como garantizar una serie de representaciones que posibiliten su puesta en escena.


El premio consiste en la contratación de 7 representaciones, que se desarrollarán en los teatros de Rivas Vaciamadrid, entidad promotora del Premio, así como los de Móstoles, San Fernando de Henares, Coslada, Torrejón de Ardoz y Alcorcón, entidades colaboradoras. El proyecto seleccionado también participará en MADferia 2021 y en la Feria Ibérica de Teatro de Fundão 2021 (Portugal).

Una petición que el sector lleva años solicitando: apoyo a la exhibición.


ARDE YA LA YEDRA, es un comprometido texto teatral: complicado, profundo, literario y filosófico.



Ya desde su propio título, Arde ya la yedra, primero de los palíndromos del texto, entramos en el juego propuesto, la posibilidad de ir y volver constantemente, volver a ir atrás, un atrás que no se encuentra contenido en el tiempo, sino en el acto de preguntar sobre el origen, contradecir o reafirmar nuestras creencias, aquello construido al margen de nuestra esencia y que ha suplantado, nuestra cultura.

En la esencia de Arde ya la Yedra habita un germen de tragedia, que al final nos sorprende derivando hacia un cotidiano que alejado de ella, se siente incapaz de construir héroes/heroínas y mucho menos mitos. Más bien sujetos víctimas de sus paranoias. Insaciables devoradores de una realidad tan absurda y sin límites, donde el dinero carece de valor, como constreñida y limitante. Esbozos de una sociedad desigual, con valores en ocasiones dinamitados por una indefensión aprendida que silencia y somete, poniendo en el otro la imagen de venced@r, y en un@ el perpetuo estado de carencia, de no futuro, pero da lo mismo en qué lado se esté, el miedo al otro, a la muerte, en cualquiera de sus formas es universal, nos convierte en protagonista a tod@s. Y, sin embargo, unido a lo anterior podemos recoger en las escenas una sensación de ligereza y un humor sutil, que viene en la mayoría de las ocasiones de una mirada introspectiva por parte de los personajes, de juegos de complicidad compartidos, y quizá, por qué no, de un estándar de humor de respuesta ante el miedo. El autor nos guía por el texto como si de un laberinto se tratara dándonos pistas para llegar a sus diferentes capas de compresión.





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